Oscurecía. Del interior del bosque comenzaban a surgir retazos de oscuridad que poco a poco lo iban cubriendo todo. La escasa gente que todavía quedaba por las calles se apresuraba a entar en sus casas para después cerrarlas a cal y canto y permanecer en su interior sumidos en la oscuridad hasta que el amanecer los liberase. Y es que el más mínimo rasto de vida humana bastaba para atraerlos. A ellos, los moradores de la oscuridad y las tinieblas. A ellos, que habitan en el espeso bosque que les rodeaba. A ellos, las bestias arnívoras, deoradoras de carne humana. A ellos, los grandes lobos negros.
Todo empezó el día en que un grupo de jóvenes decidió salir del`pueblo y pasar la noche en el bosque, con motivo del cumpleaños de uno de ellos. Salieron a tiempo, sobre las seisde la tarde. Se internaron en el corazón del bosque, buscando un amplio claro en el que poder acampar. Nunca regresaron. Ni siquiera encontraron sus cadáveres cuando, días después y bajo la seguridad del sol del mediodía, dieron con los restos de su pequeño campamento. Unos cuantos jirones de ropa esparcidos por allí fue lo único que quedó de ellos.
Desde ese fatídico día, la gete del pueblo vive aterrorizada, encerrada e sus casas, y sólo los más jóvenes y temerarios se atreven a salir después de la puesta de sol. Porque, al caer la noche, se desata el terror.
