Estaba en un gran caserón, muy oscuro y tenebroso. Avanzaba por un pasillo largo y lleno de telas de araña tejidas por todas partes, en las esquinas del techo, en los candelaros de las paredes, formando una cúpula blanca encima de su cabeza. Se estremeció. No le gustaban las arañas. Siguió caminando, intentando alejarse de aquellos bichos. Al fondo del pasillo había una enorme puerta de caoba. Su superficie estaba manchada de negro. A medida que se acercaba, las manchs ian formando una palabra: "AYUDA". Corrió hacia la puerta, la abrió de un golpe y se encontró con un espectáculo aterrador. Ella estaba allí, colgada de una viga por el cuello, con todo el cuerpo flácido, sin vida. Él no lo pudo soportar. Gritó.
Abrió los ojos de golpe. Se sentó en la cama, asustado. Estaba completamente cubierto de sudor, las sábanas se pegaban a su piel, que estaba irritada y pegajosa. Una mano se posó en su hombro.
- ¿Estás bien?
Ese tanco lo tranquilizó. Se giró y allí estaba ella, tumbada en la cma y con la preocupación pintada en la cara. Él sonrií y le cogió la mano.
- Sí. Sólo era una pesadilla.
Se inclinó y la besó en los labios. Sólo fuera una absurda pesadilla.
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